Cuentos ridículos

Recuerdo que cuando vi Spiderman 3 pensé “qué enorme porquería, ¿qué le pasa a Sam Raimi? Si va a cambiar tanto al personaje, de menos el resultado hubiera sido menos ridículo”. Después vi “Arrástrame al infierno”, siguiente película de Raimi, y me gustó un chingo. Y hace algunos meses pude ver Evil Dead después de muchísimos años (y lo extraño es que no recordaba nada, por lo que fue una segunda “primera vez”).

Aunque sigue sin gustarme Spiderman 3, ahora entiendo por qué este director “ridiculizó” al personaje. Simplemente está en su estilo. Cuando uno ve la trilogía de Evil Dead (sobre todo las últimas dos), es fácil notar que al director le encanta rozar el ridículo, llevar las cosas a sus últimas consecuencias, incluso rompiendo cualquier tipo de molde. Por eso en su película Peter Parker se vuelve emo cuando lo ataca el simbionte. Por eso baila en el bar de jazz en la escena más ridícula de toda la película. Por eso el tipo que se convertirá en Venom dice en una iglesia “Dios, por favor, mata a Spider Man”. Sam Raimi no está complaciendo a los fans más aferrados del comic, pero tampoco se está traicionando a si mismo. Eso si, la película me sigue pareciendo mala, que se hizo apresuradamente y que todas las escenas de malentendidos románticos son carentes de interés, además de durar demasiado y tener una de las peores batallas finales que haya visto en un blockbuster gringo (y eso que hay de donde escoger). Pero bueno, yo que he siempre me inclino por la creación de historias absurdas, al menos entiendo qué intentó hacer.

En fin, a mí que me gusta escribir historias desde que tengo memoria, me parece sumamente divertido poder torturar a tus personajes y colocarlos en situaciones que rayan en lo ridículo. Sin embargo, también se que hacer esto no siempre es fácil y que no todos están dispuestos a leer o ver historias tan desfachatadas. Hace unos años, cuando escribía cuentos para la página Metatextos (que siempre me ha parecido un proyecto muy interesante y que espero que siga en pie), siempre procuré experimentar con eso. No tomar tan en serio las historias, no tener miedo al ridículo y si los personajes se prestaban para la humillación, no dudar en hacerlo. Claro, el resultado no siempre fue el mejor, pero estoy satisfecho con lo logrado.

En fin, ¿a qué viene todo este choro mareador? ¿Me estoy comparando con Sam Raimi? ¿Estoy escribiendo bien "Sam Raimi"? Pues no se, nomás me puse a escribir y ya.Como sea, este texto accidentado y bizarro es solo para advertirles que voy a escribir cuentos acá en el blog. Y no serán nada serios. Gracias